viernes, 31 de octubre de 2008

"Yo leo, tú lees .... él lee. Reflexiones sobre la lectura". María Alfonsina Maffini.





Producciones varias ...



“Leer les dará una mirada más abierta sobre los hombres y sobre el mundo, y los ayudará a rechazar la realidad como un hecho irrevocable. Esa negación, esa sagrada rebeldía, es la grieta que abrimos sobre la opacidad del mundo. A través de ella puede filtrarse una novedad que aliente nuestro compromiso”.
Ernesto Sábato

Introducción

Borges solía decir que no se enorgullecía de lo que había escrito, sino de lo que había leído. Sí, se sentía orgulloso de sus lecturas, porque gracias a ellas, fue el gran escritor que todos conocemos y disfrutamos.
Lo que la lectura produce, tiene la facultad de construirnos y completarnos, de hacernos diferentes, íntegros. La lectura, además de proporcionarnos goce estético, ayuda a descorrer el velo de nuestra conciencia.
Por estas razones será el tema del presente informe. Para abordarlo, primero intentaremos encontrar una definición de lectura. Luego, describiremos los tipos de lectura que corresponden a cada intención o tipo de texto. Más adelante, haremos un recorrido por las distintas etapas que atravesó la lectura en relación a los cambios en la escritura. Finalmente, reflexionaremos acerca de la actualidad: ¿Cómo es leer hoy? Los nuevos modos de leer, ¿implican cambios en el concepto de alfabetización? ¿Qué implicancias sociopolíticas ocasionan estos cambios? Estas y otras preguntas son las que pretendemos responder, sabiendo que, toda respuesta es provisoria, pero con la certeza de que la lectura, en cualquiera de sus formas o en todas ellas, es fundamental para el desarrollo de sujetos completos, libres, críticos, analíticos y sobre todo, humanos.

Capítulo I: Hacia una definición de lectura.

Todos nos leemos a nosotros mismos y al mundo alrededor de nosotros con la finalidad de vislumbrar para empezar a comprender. No podemos hacer nada más que leer. Leer, casi tanto como respirar, es nuestra función esencial”.

Alberto Manguel.




  • Podemos definir a la lectura desde dos puntos de vista; para el primero, más mecanicista, leer es descifrar signos y trasladar la grafía al fonema, es decir, oralizar. En cambio, desde un paradigma más actual, se establece una comunión e interacción entre lector, texto y contexto, en esta relación el lector debe reconocer las ideas, encontrar indicios y reconstruir significados. Anticipa, formula hipótesis, construye sentidos, es decir, entra en contacto íntimo con el texto.
    Desde siempre el texto es un objeto abstracto; es una entidad escrita. El lector lo actualiza, reinterpretándolo, otorgándole significado. Es por su condición que Umberto Eco habla de la “obra abierta” que el lector completa. Por esta razón, el texto es un despertador de significados diferentes en cada lector, un provocador. Un acto de lectura es, entonces, una actualización de significados.
    El texto entendido de este modo, es también una producción del lector. La lectura, separa al texto de su autor, es el lector el que salta, relaciona, anticipa, se detiene, abandona, vuelve hacia atrás…
    Para Graciela Montes, “…leer es básicamente adoptar una posición de lector. La lectura es codicia de sentido y por lo tanto ´apartamiento´ del orden, rebeldía”.
    En todas estas conceptualizaciones, la lectura es mucho más que descifrar un código, es completar el texto, reescribirlo.
    Pero más allá de todo leer es abrir puertas hacia lugares lejanos; acceder a todo tipo de saberes; conocer otras culturas, viajar, volar o flotar con la imaginación; es meterse en la máquina del tiempo; es ponerse en el lugar de otros y sufrir y alegrarnos por ellos; es desear y apasionarse; leer significa poder construirnos como sujetos, implica poder poner en palabras lo que nos pasa, es poder conocernos.


    Capítulo II: Tipos de lectura y formas de aproximación al texto.

    Sabemos que existen muchos tipos de lectura: la lectura silenciosa y la lectura en voz alta; la lectura individual y la lectura grupal, la lectura por placer y la lectura por deber… Sin embargo, reflexionar sobre los tipos de lectura según la finalidad, la velocidad o las operaciones llevadas a cabo, no es habitual.
    Existe una manera de leer para obtener información predeterminada, por ejemplo, cuando buscamos una palabra en el diccionario hacemos un barrido rápido y nos detenemos al acercarnos al dato requerido. Un modo de leer más lento es el que realizamos cuando subrayamos ideas principales en un texto. Empleamos nuevas formas de leer, cuando tenemos en nuestra mano una carta de un amigo o cuando corregimos la producción de un alumno. Por lo tanto, leer no es algo tan homogéneo. Además, de para qué leemos condiciona el cómo leemos; es decir que hay una intención de lectura que señala el método y las características de la práctica lectora.
    Según los objetivos de comprensión podemos distinguir entre:
    § Lectura extensiva es la que hacemos por placer cuando leemos una novela o un cuento.
    § Lectura intensiva es la que llevamos a cabo para obtener información de un texto, por ejemplo cuando leemos un informe.
    § Lectura rápida es la que realizamos para obtener información acerca de un texto, o sea un vistazo general para saber de qué trata un libro u hojear el periódico.
    § Lectura involuntaria es la que realizamos sin intención, cuando recorremos las calles y nos sorprenden las publicidades.
    Desde otro punto de vista, los métodos de lectura eficaz, que se conocen como métodos de lectura rápida o de lectura en diagonal, definen la eficacia lectora a partir de la velocidad y de la comprensión y establecen dos tipos básicos de lectura: la integral y la selectiva.
    Dentro de las lecturas integrales, la reflexiva es la más lenta e implica una comprensión exhaustiva y analítica. Es el tipo de lectura que hacemos cuando estudiamos. La lectura mediana, por su parte, es la que llevamos a cabo la mayor parte del tiempo, cuando leemos por placer o en el trabajo.
    Las lecturas selectivas eligen las partes del texto que contienen la información, apunta a la comprensión global y a la búsqueda de información específica. Dentro de las lecturas selectivas encontramos la lectura atenta; que se usa para buscar datos concretos y detalles, y el vistazo que sirve para formar una primera idea global.
    El conocimiento de estos tipos de lectura se contraponen a la idea preestablecida de que la lectura siempre es total, en realidad, muy pocas veces leemos todas la palabras de un texto, este hecho queda demostrado cuando pasamos por alto errores tipográficos. Adrián Paenza, en su libro “Matemática… ¿estás ahí?” Incluye el siguiente texto que nos sirve para demostrar que la lectura es un hecho global.


    Sgeún un estsdio de una uinveisdad inelgsa, no importa el odren en el que las ltears etsan ersciats, la úicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la útlima ltera etsén ecsritas en la psioción cocrrtea. El rsteo peuden etsar taotlmntee mal y aún pordás lerelo sin pobrleams.
    Etso es pquore no lemeos cada ltera por sí msima sino que la paalbra es un tdoo.

    Numerosos y complejos son los factores que inciden en la comprensión lectora. El primero de ellos es la intención de lectura, distintas estrategias se usaran si la finalidad es entretenerse o extraer datos. En segundo término, los esquemas cognitivos condicionarán las posibilidades de comprensión y permitirán distintos grados de aprovechamiento de la lectura.
    Esto no es novedad, nunca fue lo mismo leer el libro de química, que un artículo periodístico o una novela que nos cautiva. Existen modos de leer y tipos de lectura, existen maneras de leer ficción y no ficción. Existen modos de acercamiento, recursos cognitivos, operaciones para cada uno de los diversos tipos de textos.

    Capítulo III: La lectura como tecnología.


    “Retirado en la paz de estos desiertos,
    con pocos pero doctos libros juntos,
    vivo en conversación con los difuntos
    y escucho con mis ojos a los muertos
    que en músicos callados contrapuntos
    al sueño de la vida hablan despiertos.”
    Francisco de Quevedo

    Walter Ong define a la escritura como una tecnología de la palabra: “la escritura, la imprenta y la computadora son, todas ellas, formas de tecnologizar la palabra”. Considera que la escritura es la más artificial de las tecnologías de la palabra porque fue la primera en separar el discurso del contexto vivo de la comunicación oral, para fijarlo sobre la superficie.
    Como afirma Ong, la escritura es una tecnología que necesita herramientas, es artificial, no natural y nace de la necesidad. Ahora bien, las tecnologías producen cambios externos e internos y la escritura entonces, como tecnología, refuerza la conciencia, enriquece el espíritu y fortalece la vida interior.
    A través de las tecnologías de la información y la comunicación los seres humanos han transmitido de generación en generación sus pensamientos, valores y conocimientos. A través de los medios los hombres hemos ido construyendo el entramado sociocultural de nuestro pasado y de la civilización actual.
    Cada tiempo histórico tiene una o varias tecnologías características, hegemónicas para su funcionamiento en el sentido de que se establece una relación simbiótica entre sociedad y tecnología. Ciertos inventos han tenido un fuerte impacto social y cultural porque se dieron las condiciones sociales, económicas y culturales que permitieron la generalización del mismo, y paralelamente, el avance, progreso y evolución de una determinada sociedad en sus múltiples planos está afectada por las tecnologías predominantes en ciertos períodos.
    Es importante mencionar, que todo cambio que se produce en la escritura y sus soportes trae aparejado un cambio en la lectura, porque una es inconcebible sin la otra, ambas se implican, son procesos complementarios. Por esa razón, haremos un recorrido por los hechos más importantes en la historia de la escritura como tecnología.

    Hitos tecnológicos y su influencia en la construcción social de la realidad y el conocimiento.

    Primeras huellas.

    § Hace más de 20.000 años, las primeras poblaciones de homo sapiens realizaron grabados sobre las paredes de las cuevas, en grandes piedras y en los huesos de los animales. Estas fueron las primeras manifestaciones no orales de comunicación. El homo sapiens necesitaba transcender, dejar constancia de sus ideas y emociones. La especie humana, por primera vez, alcanza un grado de desarrollo intelectual que le permite plasmar su pensamiento en un soporte físico.

    La escritura manuscrita.

    § Los primeros indicios de escritura se remontan a 2.000-3.000 años a. de C. en la civilización Mesopotámica. Una de las primeras evidencias de escritura es el código de Hammurabi, del segundo milenio anterior a nuestra era.
    § Sin embargo, es en la cultura egipcia donde se encuentran los mayores vestigios de la utilización de signos bajo reglas de combinación y de intencionalidad comunicativa. Utilizaron códigos jeroglíficos (íconos organizados bajo cierta sintaxis).
    § Del mismo modo las culturas precolombinas desarrollaron un tipo de escritura basada en los códigos jeroglíficos.
    § La creación de la escritura alfabética llega con los fenicios quienes establecieron un número limitado de signos gráficos que, combinados, permiten nombrar todo lo existente.
    § No obstante el uso pleno de la escritura al servicio de la cultura y el conocimiento lo realizará la civilización greco-latina. Filósofos y creadores dejaron huellas de su pensamiento.
    § El dominio de la tecnología de la escritura fue durante muchos siglos una habilidad reservada a una minoría, fundamentalmente a grupos de naturaleza religiosa. Los documentos escritos expresaban un conocimiento prohibido al vulgo.
    § En Occidente en la Edad Media, los libros y documentos escritos estuvieron encerrados en los monasterios cristianos. Escribir un libro era un trabajo artesanal, se hacía manualmente y existían pocas copias de la misma obra (incunables). La cultura y el conocimiento en la Edad Media estaba solamente al alcance del clero superior.


    Conocimiento democratizado.

    § A fines del siglo XV se crea la imprenta, este invento tiene un impacto sociocultural que no se hubiera logrado en la época anterior, genera la posibilidad de reproducir el mismo texto en un número casi ilimitado de ejemplares y permite difundirlo a gran escala. Por otra parte Lutero rompió con la estructura de la Iglesia oficial y su doctrina requería un culto basado en la lectura individual de la Biblia. Los textos dejaron de escribirse en latín.
    § En el Renacimiento se desarrolló una “cultura impresa”, es decir, la lectura individual de un texto con la intencionalidad de comprenderlo.
    § La imprenta representó una tecnología que ayudó a enterrar el oscurantismo y a democratizar el conocimiento en los siglos XVI, XVII y XVIII los libros circularon por toda Europa.

    Textos impresos y escolaridad.

    § Otro efecto sociocultural de la tecnología impresa fue la necesidad de organizar los procesos educativos alrededor del libro. La escolaridad aparece en Europa en plena Revolución Industrial, a mediados del siglo XIX. Era necesario alfabetizar a la clase trabajadora y transmitir una serie de elementos culturales comunes que sirvieran como seña de identidad, para lograr estos fines era imprescindible saber leer y escribir.
    § Desde la Ilustración el canon cultural occidental ha sido el texto escrito en una obra impresa. La imprenta junto con el afán democratizador de los enciclopedistas impulsaron un modelo de escolaridad basado en el aprendizaje a través de los textos escolares.

    La cultura audiovisual.

    § Al final del siglo XIX y comienzo del siglo XX, se crearon el telégrafo, la radio, la fotografía, el fonógrafo y la cinematografía. Así la información pudo independizarse del soporte físico y basarse en la transmisión y manipulación de ondas o en nuevos soportes.
    § Estas nuevas formas de representación utilizan el sonido y la imagen. La información no se codifica en símbolos sino a través de signos similares a los reales.
    § El medio que tendrá un impacto revolucionario sobre nuestra civilización será el lenguaje audiovisual. No requiere de un aprendizaje previo, se produce un isomorfismo que nos lleva a confundirlo con la realidad y, además no exige esfuerzo cognitivo para su decodificación.

    La digitalización de la información.

    § El siglo XX ha sido el comienzo de la era digital, a mediados de siglo se construyeron las primeras máquinas procesadoras de información.
    § La digitalización de la información es la gran revolución cultural del presente, presentan una serie de rasgos que la diferencian netamente de las tradicionales:
    a) Permiten el acceso a una gran cantidad de información sobre un mismo tópico.
    b) La información se representa de forma multimediada.
    c) El formato de organización y manipulación es hipertextual.
    § Las llamadas tecnologías digitales almacenan información de modo tal que no existe una única secuencia de acceso.
    § Los usos pedagógicos de estas tecnologías son múltiples, estando algunos en fase experimental.

    Capítulo IV: La lectura a través del tiempo.

    Desde su origen, los textos escritos estaban destinados a pronunciarse en voz alta. En los idiomas hebreo y arameo las acciones de leer y hablar se designan con la misma palabra, por eso es posible suponer que leer era oír, cada signo significaba un sonido. Eran frecuentes las lecturas públicas porque no eran muchos los que sabían leer.
    Por otro lado, en la antigüedad las letras no estaban agrupadas en unidades fonéticas, sino que lo que se plasmaba en el papel era una sucesión de signos, por eso se leía en voz alta, para que el oído diera sentido a lo que estaba escrito, porquedeotromodoeraimposiblecomprenderlo.
    La separación de letras, palabras y oraciones fue muy gradual, por lo tanto, fue también gradual el nacimiento de la lectura silenciosa. Primero, los monjes amanuenses, para facilitar la lectura, comenzaron a dividir el texto en líneas que tuvieran sentido, esa fue la forma más primitiva de puntuación.
    Las vicisitudes de la puntuación continuaron. A partir del siglo VII, una combinación de puntos y rayas indicaba el punto, un punto elevado era el equivalente a nuestra coma, mientras que el punto y coma ya se usaba como en la actualidad. En el siglo X, con el objetivo de simplificar aún más la tarea del lector silencioso, se escribían las primeras líneas de las principales secciones de un texto con tinta roja, así como rubricas que eran aclaraciones. Después, la primera letra de cada párrafo se escribía en un tamaño mayor.
    La lectura silenciosa separó a la palabra oralizada del libro, ya no era necesario pronunciarlas. Esta nueva tendencia inquietaba a algunos, permitía soñar, evadirse, traía consigo el riesgo de la pereza. Además, con la lectura silenciosa, llegó la privacidad, la comunicación íntima del lector con su libro.
    Leer en privado posibilitó la reflexión, ya no había necesidad de aclaración, ni de una interpretación “oficial”, nacía así la intimidad entre el lector y su libro.
    El concepto de privacidad, no es muy antiguo, no existía el ámbito de lo privado. Recién en el siglo XIX se empezó a reconocer el dormitorio como un lugar íntimo. Anteriormente, en Europa de los siglos XVI y XVII eran lugares de paso. Sin embargo ya en el siglo XVIII leer en la cama era una actividad común, o por lo menos bastante común como para que algunos, la acusaran de fomentar un excesivo ocio.
    Las mujeres, por mucho tiempo marginadas del conocimiento, podían acceder a los libros permitidos o adecuados para su formación. La privacidad, posibilitó o algunas lecturas prohibidas, porque siempre se desea saber por qué algo está vedado y siempre existe la manera de lograrlo.
    En la película “El nombre de la rosa”, basada en la novela de Umberto Eco, vemos como la lectura de un libro considerado “peligroso” desata una serie de muertes, porque pone en peligro a Dios, el dogma está amenazado. La risa como reveladora de la verdad, asusta a los “hombres de Dios”, la lectura de un libro que envenena, literal y simbólicamente, debe ser prohibida.
    La existencia de lecturas prohibidas es muy antigua, también lo es la quema de libros, y por lo tanto, también la lectura a escondidas.
    Como dijimos anteriormente, saber leer no era común en la antigüedad, por esa razón, cobraban tanta importancia las imágenes.
    Los hombres prehistóricos plasmaron momentos de su vida en imágenes, algunas de las primeras formas de escritura se basaban en la imagen y sus combinaciones.
    Sin embargo, fue la Iglesia Católica, la institución que utilizó la imagen para comunicarse con sus fieles analfabetos. Los evangelistas ya habían sugerido completar las palabras de los Libros Sagrados con imágenes para que los fieles iletrados pudieran comprender las narraciones. En el siglo XIII, las imágenes bíblicas se trasladaron al vidrio, la madera y la piedra. Más tarde, el pergamino fue el portador de las imágenes y, a fines del siglo XIV, los libros de imágenes se habían vuelto muy populares. El primero de esos libros data de 1462 y se conoce como Bibliae Pauperum, o Biblia de los Pobres y tuvo una extraordinaria popularidad entre los fieles más humildes.
    La lectura de este texto era instantánea, se ofrecía como un todo, sin variedad de sentidos. En cambio, el cristiano alfabetizado, podía interpretar, podía dirigir su lectura. Estas Biblias, permanecían abiertas en los atriles de las iglesias, todos podían leer allí, todos formaban parte.
    Hoy, las imágenes vuelven a ser protagonistas, los niños pequeños “leen” los dibujos del cuento leído mil veces por su mamá, luego, por las imágenes realizan anticipaciones. Eligen los libros cuyos dibujos les atraen. Las editoriales utilizan imágenes atractivas para las tapas de sus publicaciones. En síntesis, en la actualidad, debido al auge de los medios audiovisuales, la lectura de imágenes vuelve a ser primordial.

    Capítulo V: Configuración de nuevos modos de leer.


    Un libro empieza y termina mucho antes y mucho después que su primera y última palabra”.
    Julio Cortázar

    El panorama de lectura está en constante cambio. Siguiendo a Graciela Montes, deberíamos decir que “las lecturas cuajan en órdenes de lectura”, se consolidan. Éstos, son más o menos perdurables pero jamás eternos. Lo que hoy algunos llaman “crisis de la lectura” o, los más apocalípticos denominan “el final del libro”, es, en realidad, un cambio en los órdenes de lectura, una mutación en los modos de leer. En definitiva, toda lectura es provisoria y siempre lo fue, en cambio, lo inmodificable parece ser el orden social establecido. ¿Tendrá esto que ver con la lectura? ¿Habrá una relación proporcional entre lo que no se lee y lo que no cambia?
    En la Edad Media era la Iglesia la que tenía el poder y también los libros. ¿Qué pasa en la actualidad?
    La explosión tecnológica ha ocasionado numerosos cambios. Por una parte, se ha revalorizado la oralidad como una práctica modelada por la escritura y los medios audiovisuales. Sin embargo, es la extendida difusión de la computadora lo que más ha afectado en los últimos años el concepto de lectura.
    Las prácticas de lectura están adoptando nuevas estrategias y procedimientos, tanto en sus componentes mecánicos como cognitivos.
    Habitualmente entendemos por libro “conjunto de hojas escritas sujetas por uno de sus lados”, sin embargo, la pantalla de la computadora se ha convertido en un nuevo y natural soporte, en el “libro infinito”, que no tiene principio ni fin, como el “Libro de arena “de Borges.
    En el “Tablero de dirección” de Rayuela, Julio Cortázar advertía que “a su manera este libro es muchos libros” y se adelantaba a lo que hoy conocemos por hiperficción. Este concepto modifica la idea tradicional de autor y lector. A simple vista el lector se encuentra con un texto tradicional, sin embargo, posee palabras o links que transportarán al lector a otra pantalla. El autor pierde el control absoluto del texto, ese libro está en permanente construcción.
    El lector ya no sigue una ruta lineal, sino que se encuentra ante una red de caminos. El científico americano Ted Nelson, filósofo y sociólogo, profesor de
    multimedia en la Universidad de Southampton, Inglaterra, habló por primera vez de una red universal de información, proponía una escritura electrónica idéntica a la clásica pero cuyo soporte sería la pantalla, la llamó hipertexto: lo definió como: “…una escritura no secuencial, un texto que se divide y permite al lector elegir”.
    Las novedades, los cambios, siempre constituyen una amenaza para algunos. Con el nacimiento de la escritura, algunos creyeron que se terminaría con la memoria. La aparición de la imprenta en el siglo XV, generó en algunos sectores temor, más precisamente, en la Iglesia que había utilizado las imágenes para alfabetizar y, amenazada por la Reforma Protestante, temió la posibilidad de que cada uno pudiera interpretar lo que leía, las Sagradas Escrituras. Cuando llegó la televisión, también hubo temor por el fin del libro. Actualmente, las computadoras constituyen una amenaza para los que consideran un único modo de leer. Al leer un libro nos encontramos frente un objeto físico, una puesta en palabras, que podemos subrayar, anotar al margen, abrir o cerrar, porque el papel le otorga una cualidad física. ¿Qué pasa con el texto digital? Las nuevas formas de visualización del texto aportan otros modos de leer, posibilitan otras operaciones.
    Si la escritura era una tecnología artificial, gestada por el hombre, el hipermedio o el hipertexto son sólo un paso más en el proceso de artificialización de la lectura. El hipertexto permite ir y venir, pasear por imágenes, fragmentos, avanzar y retroceder, ofreciendo itinerarios no prefijados por el autor, sino por el usuario. Pero, ¿no hacíamos esas operaciones cuando leíamos una enciclopedia, un diccionario, un manual o un atlas? También cuando espiábamos el final de una novela, por pasión o ansiedad. ¿Nos encontramos sólo frente un cambio de soporte?
    Básicamente, el texto electrónico brinda un sinnúmero de posibilidades de lectura, pero por sobre todo, cambia la lógica del lector porque cada camino es único, el hipertexto no tiene final conocido.
    Marc Prensky, pedagogo polaco, utiliza la expresión “nativos digitales” para llamar a las nuevas generaciones que nacieron con la tecnología, a diferencia de los “inmigrantes digitales”, los que hoy tienen más de treinta años. Los llamados “inmigrantes digitales” procesan la información de manera serial y analógica, porque su pensamiento es regido por la lógica escrituraria: articulación, sucesión, análisis y explicitación. En cambio, los “nativos digitales” poseen atención múltiple, pueden tomar decisiones simultáneas y llevar adelante procesos paralelos, su pensamiento es regido por la lógica hipermedial: signada por las discontinuidades, las rupturas espacio-temporales y una sintaxis fragmentada. Para los “nativos” el hipertexto es una forma natural de lectura. ¿Leen menos los jóvenes? Posiblemente sea todo lo contrario, lo cierto es, que leen de otro modo.
    Textos que se trasforman en hipertextos. Modos de lectura interactivos que convierten al lector en coautor. Pantallas que reemplazan a las páginas. Imágenes que se abren ante posibilidades de lectura no lineales. Interacción dinámica entre fotografías, ilustraciones, diagramas y letra impresa. Bibliotecas virtuales que exigen destrezas específicas para la búsqueda y selección de información.
    El rasgo predominante en todos estos cambios está relacionado con el descentramiento del libro que durante tantos siglos fue considerado como un objeto casi sagrado para la trasmisión de la cultura.
    Ante estos cambios es necesario encontrar un equilibrio, un punto intermedio entre la nostalgia conservadora y los que creen que la tecnología resolverá todos los problemas.

    Capítulo VI: Alfabetizaciones, dimensión política de la lectura.

    “La ignorancia de muchos facilita el enriquecimiento de pocos.” Julio Cortázar, 1984.

    La escuela moderna cimentó su prestigio haciendo accesible el privilegio de la cultura formal, tradicionalmente elitista, a toda la población, y su desarrollo coincide con el desarrollo político y económico del siglo XIX. Su oferta educativa era enseñar a leer, escribir y calcular, pilares del curriculum de la alfabetización.
    Pero actualmente, cuando hablamos de alfabetización hacemos referencia a un proceso mucho más complejo, se trata del desarrollo de diversas competencias, es decir, no sólo la adquisición de conocimientos sino de la capacidad de usar eficazmente las herramientas culturales.
    Ahora bien, ¿cuál es el lugar de la lectura en esta alfabetización? En primer lugar, las demandas de lectura se han incrementado, los soportes, las situaciones, en todas partes se requiere leer. Por lo tanto, un sujeto que no desarrolla su competencia lectora es un sujeto vulnerable, tal vez en tránsito hacia los bordes del sistema. Un chico que no puede leer comprensivamente no puede explicar la realidad, no puede evaluar alternativas, identificar situaciones diversas, no puede expresar lo que piensa o siente, no puede ser autónomo, no puede, no tiene el poder. Es que la lectura es un instrumento pero no sólo para acceder al conocimiento, sino para construirnos como sujetos de derechos.
    Asistimos a una pluralización de alfabetos y lectura, y por lo tanto ya no podemos hablar de una alfabetización, Jesús Martín Barbero, sostiene:
    “Pues el libro seguirá siendo clave en la medida en que la primera alfabetización- la que abre al mundo de la escritura fonética, en lugar de encerrarse sobre la cultura letrada- ponga las bases para la segunda alfabetización, aquella que nos abre a las múltiples escrituras que hoy conforman el mundo audiovisual y del texto electrónico. El cambio en los protocolos y procesos de lectura (…) no puede ni debe significar, la sustitución de un modo de leer por otro sino la compleja articulación del uno y los otros, de la recíproca inserción de unos en otros, entre libros y comics y videos e hipertextos. Con todo lo que ello implica de continuidades y rupturas entre los muy canónicos modos de leer libros y los muy anárquicos modos de navegar textos. (…) Formar ciudadanos que sepan leer tanto periódicos como noticieros de televisión, videojuegos, videoclips e hipertextos”.

    La lectura está directamente relacionada con la socialización, la circulación de conocimientos y la filiación social, porque alimenta el juicio crítico y proporciona mayor autonomía a las personas. Esos elementos son requisitos imprescindibles para convertir a los habitantes de un país en ciudadanos libres, responsables y autónomos.
    La aparición de la imprenta trajo aparejada la masificación del libro que promovió la educación y la incorporación de la población antes analfabeta, a los circuitos de económicos y sociales. Por el contrario, la revolución tecnológica actual genera paradigmas productivos que distribuyen los bienes materiales y culturales según la lógica del mercado, que tiende a dar más a aquellos que ya poseen demasiado y profundiza la marginación de los que menos tienen.
    Hemos ingresado a la era de la oralidad secundaria, es decir, el tipo de oralidad que trae aparejada el uso de tecnologías como la televisión, la radio y el teléfono. Podemos afirmar, entonces con Graciela Montes que lo que está en crisis es el antiguo orden de lectura, el orden de la linealidad, del libro como objeto.
    Desde siempre, la lectura se relacionó con el poder, es más, en ciertas épocas los dueños del poder eran los dueños de los libros, los que tenían acceso a ellos. Así vemos en “El nombre de la Rosa” a Jorge de Burgos, temeroso del conocimiento, ocultándolo.
    Aquí radica la importancia de entender a la alfabetización como un proceso más amplio, inacabable, perfectible, que incluya a las nuevas tecnologías y la comprensión crítica de la realidad. La alfabetización, se entiende actualmente, como un proceso que nunca termina, que incluye el uso de las nuevas tecnologías, la comprensión crítica de la realidad, el conocimiento de los derechos y deberes del ciudadano, etc. Porque no escribe el que conoce el alfabeto, sino aquel que tiene algo para decir, ni lee el que descifra palabras sino el que comprende realmente el contexto.
    Por ello es urgente crear mecanismos educativos, políticos y sociales que promuevan el acceso de todos a la lectura que es el medio más valioso para acceder a la cultura, a toda la cultura, la letrada y la electrónica. Porque la lectura, el arte de descifrar y traducir signos, nos permite no solo leer el mundo y atribuirle sentido sino también nos impulsa a crear alternativas para convertirlo en un lugar mejor, más humano.
    Como tantas otras prácticas culturales, el acto de leer y escribir está atravesado por motivaciones y representaciones sociales; no escapa a los determinantes económicos, tecnológicos o institucionales; y se traduce en un amplio repertorio de prácticas y modalidades diversas. Una política pública de lectura y escritura que pretenda servir como instrumento de inclusión social no puede adoptar una concepción unívoca y excluyente de la lectura y la escritura. Por el contrario, debe estar abierta a reconocer que no existe una forma privilegiada de leer y de escribir común a todos; lo que existe más bien es un universo muy disímil de actores sociales que ponen en práctica distintas formas de leer y escribir —lecturas y escrituras— con valoraciones, finalidades y expectativas muy diferentes. Cabe, en este punto, citar a Paulo Freire:

    “La alfabetización (…) y la pos-alfabetización implican esfuerzos en el sentido de una correcta comprensión de qué es la palabra escrita, el lenguaje, y sus relaciones con el contexto de quien habla y de quien lee y escribe, comprensión por tanto de la relación entre “lectura” del mundo y lectura de la palabra…”

    La importancia de la lectura reside en su poder de formar sujetos pensantes, porque la lectura autoconstruye a los sujetos, potencia su desarrollo cognitivo, y es un dispositivo de inclusión social. Es una herramienta que nos permite acceder al conocimiento, para construir nuestro pensamiento y para reconocer y ejercer nuestros derechos.

    La escuela debe formar lectores con criterio propio, que pongan en duda lo que leen, que tengan una visión totalizadora de los fenómenos sociales y políticos, que puedan, de ese modo, comprender y cambiar la realidad , incorporando el uso de las nuevas formas de leer y escribir; las tecnologías digitales.
    Enseñar a leer no sólo implica enseñar un código, sino la posibilidad de abrir un nuevo universo. Enseñamos a escuchar, a preguntar, a no aceptar las primeras respuestas y a seguir preguntando. El desafío actual no es que nuestros alumnos aprendan a buscar información, a comprenderla, a jerarquizarla.
    Actualmente existen en el mundo 4000 millones de personas alfabetizadas, pero aún hay 1000 millones de analfabetos, de las cuales las dos terceras partes son mujeres. Si consideramos también a los que no conocen las nuevas tecnologías, el número es mucho mayor.
    La alfabetización, en todas sus formas, es la esencia de la educación básica para formar individuos capaces de comprender su realidad y poder transformarla resultan fundamentales para alcanzar los objetivos tendientes a erradicar la pobreza, conseguir igualdad entre los géneros y lograr un desarrollo sustentable.


    A modo de cierre

    Guillermo Jaim Etcheverry, en su libro “La tragedia Educativa”, incluye el siguiente relato perteneciente un editor británico llamado Simon Jenkins:

    “A la oficina de Bill Gates entra Willian Caxton. Ha diseñado un método para organizar información en forma portátil. Su invención no necesita una pantalla iluminada. Permite que las palabras escritas se lean con el ojo desnudo e incluso estructuradas en volúmenes compactos pueden transportarse en una cartera. Son inmunes a los virus y no hacen que los aviones se estrellen. El invento de Caxton no requiere dispositivos electrónicos costosos, baterías, cables o enchufes en la pared. Hasta lo pueden utilizar los países del Tercer Mundo. Bill Gates advierte la amenaza de inmediato: Caxton ha inventado el libro. (…)
    Es que si el libro hubiera aparecido después de la pantalla, seguramente se hubiera declarado a Internet como una moda costosa y pasajera. Así habrían desaparecido las pantallas sucias y que abruman los ojos con enchufes y cables. Su lugar sería ocupado por libros, objetos de belleza adecuados a las necesidades de las clases ociosas móviles. Los gobiernos subsidiarían bibliotecas en las escuelas y organizarían librerías en cada esquina. Los maestros serían reestrenados para leer. (…) los libros, por ser baratos, liberarían a los pobres y salvarían la cultura.
    Caxton, se mudaría a Malibú, usaría zapatillas y encabezaría la lista de los hombres más ricos del mundo”.

    El protagonista de este relato, William Caxton, fue el primer editor inglés que introdujo la imprenta en el año 1476.
    Para finalizar, diremos que los libros son insustituibles, las computadoras son útiles y prácticas, siempre y cuando no se corte la luz. Pero los libros, son la esencia de una cultura, son tradición, son la huella que dejaron hombres y mujeres de otro tiempo, para nosotros.

    Conclusión

    La lectura es una herramienta de aprendizaje, es una generadora de significados, placeres y pasiones, pero es, por sobre todas las cosas, un dispositivo de filiación social.
    Después de recorrer la historia de la escritura, y de la lectura como hábito ligado a ella, estamos en condiciones de afirmar que, en su dimensión política, la práctica de la lectura está ligada a procedimientos de inclusión y exclusión.
    Por esta razón, las nuevas tecnologías, los nuevos modos de acceso y apropiación de conocimiento, originan nuevos analfabetos, los analfabetos tecnológicos. Para subsanar estos efectos de la revolución tecnológica, para incluir a estos enormes sectores, no basta con los esfuerzos realizados por las instituciones educativas. Son necesarias políticas que regulen la distribución de los bienes culturales. De lo contrario, la equidad seguirá siendo una utopía.
    En cuanto al libro, va a convivir pacíficamente con los nuevos modos de lectura, nadie tiene por qué optar por un soporte determinado, porque las lecturas serán distintas en sus fines, intenciones y procedimientos. Ni mejores ni peores, diferentes.
    Nada puede reemplazar, y mucho menos superar, el goce que deviene de la lectura de un buen libro bajo una manta en una noche de invierno, o a la sombra de un árbol en una tarde de verano. Por eso, desde nuestra humildad, afirmamos junto a Umberto Eco: el libro… ¡Resistirá!

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    María Alfonsina Maffini

sábado, 25 de octubre de 2008

Noticias: Premio Vivalecturas 2009

http://portal.educ.ar/noticias/convocatorias/premio-vivalectura-2009.php

Premio VIVALECTURA 2009

El Premio fue instaurado con el objeto de estimular, fomentar y rendir homenaje a las experiencias más destacadas en materia de promoción de la lectura. La convocatoria permanecerá abierta hasta el 15 de diciembre de 2008.

La inscripción es gratuita y puede realizarse vía internet desde el sitio del premio, la OEI o mediante el envío postal de una carta certificada con acuse de recibo dirigida a:

Premio VIVALECTURA 2009
Av. L. N. Alem 720
Ciudad de Buenos Aires (C1001AAP)

Se trata de una iniciativa inédita emprendida por el Ministerio de Educación de la Nación y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). El Premio cuenta además con la cooperación de la Fundación Santillana.

Se premiarán proyectos en las siguientes categorías:

-"Escuelas de gestión estatal y de gestión privada": abarca experiencias realizadas en las escuelas, sean éstas representativas de toda la escuela, de un aula, de una serie de aulas o de la biblioteca escolar y cuyos responsables sean profesores, directores, bibliotecarios o coordinadores.

-"Sociedad: Institutos de formación docente de gestión estatal y privada, universidades/facultades, profesionales vinculados a ONG u organizaciones civiles con o sin fines de lucro, y bibliotecas": abarca experiencias formales o informales en el área de la lectura realizadas por institutos de formación docente de gestión estatal y de gestión privada, universidades/facultades, profesionales vinculados a ONG u organizaciones civiles con o sin fines de lucro, y bibliotecas. Abarca también experiencias desarrolladas en las bibliotecas de acceso público, presentadas por sus responsables (coordinadores y voluntarios).

En esta categoría habrá una Mención de Honor destinada a los proyectos de promoción de la lectura llevados a cabo por Empresas. Abarca programas y proyectos de apoyo, promoción y patrocinio de las actividades de lectura por parte de empresas públicas o privadas. Aquel proyecto que se destaque por su alcance, permanencia confirmada y alta relevancia será honrado con esta distinción.

-"Lectura entre docentes“: incluye todas aquellas propuestas de promoción de la lectura destinadas a maestros y/o profesores y generadas por los equipos de conducción, los bibliotecarios o el propio grupo docente de las instituciones educativas. Podrán ser presentadas por escuelas de todos los niveles y modalidades, de gestión pública y de gestión privada.

La Comisión Evaluadora tendrá en cuenta la creatividad y el dinamismo de la acción realizada, la pertinencia de dicha acción para la comunidad destinataria y la calidad y dimensión de los resultados alcanzados, entre otros criterios.

Los ganadores de cada categoría recibirán un premio de $ 20.000. Los participantes, sean personas físicas o jurídicas, podrán presentar sólo un trabajo por categoría.

Para solicitar mayor información enviar un correo electrónico a: info@premiovivalectura.org.ar

OTRAS NOTICIAS RELACIONADAS

Se entregó el Premio Vivalectura 2008. En educ.ar, 14-05-2008.
En esta nota se describe cómo fue la experiencia de los finalistas y ganadores de este premio en la edición anterior, cómo resultaron sus proyectos de lectura, y al final se incluyen una gran cantidad de bibliografía disponible en internet que seguramente resultará inspiradora para quienes trabajan en la formación de lectores y desean participar de este concurso.